Las tensiones entre los países de Occidente y las autocracias como Rusia e Irán siguen en aumento, con el fantasma de la confrontación nuclear como telón de fondo, suscitando temores de una escalada a nivel global. Recientes informes de inteligencia británica, citados por el medio Mirror, apuntan a que Rusia e Irán estarían compartiendo información sobre armamento nuclear. En una reciente reunión bilateral entre Estados Unidos y Reino Unido, donde participaron Joe Biden y Keir Starmer, se subrayó que Irán está en proceso de enriquecer uranio suficiente para construir una bomba nuclear, tras el fracaso de su acuerdo nuclear con las potencias mundiales. El Organismo Internacional de Energía Atómica ha advertido que Teherán podría tener suficiente uranio enriquecido para varias armas nucleares si decide producirlas, aunque Irán niega que su programa tenga fines militares.
Estados Unidos también ha revelado que decenas de militares rusos han sido entrenados en Irán para operar el sistema de misiles balísticos de corto alcance Fath-360. El secretario de Estado, Antony Blinken, confirmó que Rusia ha recibido estos misiles y es probable que los utilice en Ucrania en las próximas semanas. Estas acciones han provocado una fuerte reacción de la comunidad internacional, con Gran Bretaña, Francia y Alemania anunciando nuevas sanciones contra Irán y Rusia, calificando las transferencias de misiles como una «amenaza directa a la seguridad europea». Las nuevas sanciones incluyen la cancelación de los acuerdos de servicios aéreos con Irán, restringiendo la capacidad de Iran Air de volar al Reino Unido y Europa.
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