Un tribunal en Lisboa ha dictaminado una sentencia de dos años y medio de prisión en contra de Joana Mascarenhas, tras haber sido declarada culpable de cometer actos de violencia doméstica. No obstante, el cumplimiento de la pena ha quedado en suspenso, es decir, Mascarenhas no ingresará a prisión a menos que reincida en un delito similar o incumpla con ciertas condiciones impuestas por el tribunal. Este tipo de sentencias con suspensión es común en el sistema judicial portugués y suele aplicarse en situaciones donde el delito no presenta un peligro inmediato para la sociedad o cuando se considera que el acusado puede rehabilitarse sin necesidad de prisión efectiva.
El caso ha captado la atención tanto de la opinión pública como de organizaciones que combaten la violencia doméstica, siendo un recordatorio de la prevalencia de este tipo de delitos en la sociedad. Expertos legales han expresado opiniones divididas sobre la efectividad de las sentencias suspendidas, señalando que aunque permiten la reintegración del acusado, también pueden desincentivar a las víctimas a denunciar ante la posibilidad de que el agresor no cumpla una pena de cárcel inmediata. Mientras tanto, el tribunal espera que al suspender la pena, Mascarenhas se reintegre positivamente en la comunidad y cumpla estrictamente con las condiciones establecidas por la corte para evitar futuras infracciones.
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