El presidente de Francia, Emmanuel Macron, reconoció en su discurso de fin de año que el adelanto de las elecciones legislativas entre junio y julio fue un error que generó inestabilidad en lugar de la claridad y acción que pretendía. Tras el pobre 20% de votos obtenidos por su coalición, Juntos por la República, el mandatario asumió su responsabilidad, calificando la decisión como arriesgada. La maniobra, percibida por muchos franceses como un acto de arrogancia, derivó en un Parlamento fracturado. Este escenario político permitió un breve gobierno liderado por el conservador Michel Barnier, quien no logró aprobar un presupuesto, llevando a Macron a nombrar a Francois Bayrou como nuevo primer ministro.
En su alocución, Macron instó a la unidad y determinación de los franceses para alcanzar éxitos en 2025, destacando logros como la organización de los Juegos Olímpicos de París y la protección constitucional del derecho al aborto. Además, abrió la posibilidad de realizar referéndums sobre cuestiones clave, incluyendo la economía, la seguridad y la democracia. Apeló a los europeos a despertar frente a las «leyes dictadas por otros» y a actuar con más rapidez y fuerza en pro del desarrollo científico, tecnológico e industrial del continente. Al cierre, el mandatario deseó un feliz 2025 a los ciudadanos, subrayando la importancia de las decisiones tomadas para asegurar la esperanza y prosperidad futura.
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