La formación política liderada por Santiago Abascal cumple diez años desde su creación y, a pesar de haber atravesado un periodo de invisibilidad durante sus primeros cinco años, Vox ha logrado ser clave en el desplazamiento de la izquierda del poder en varias comunidades autónomas, aunque sin obtener posiciones relevantes en los gobiernos. A nivel europeo, su influencia es limitada, sin responsabilidades significativas. Vox se presenta como una formación sin antecedentes de corrupción ni violencia política, a diferencia de otros partidos tradicionales como el PSOE y el PP. Sin embargo, sufre una intensa campaña de desprestigio mediático y político, siendo tildados de «ultraderecha» y «fascistas» por sus detractores. Además, enfrentan críticas del propio Partido Popular, que parece no aceptar la independencia de Vox pese a beneficiarse de sus votos. En medio de este panorama, el papel de Vox continúa siendo controvertido, provocando tanto rechazo como reconocimiento por su impacto en la política española.
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