Esta primavera, los esfuerzos por preservar la fauna autóctona de la Comunidad de Madrid han dado sus frutos con la liberación de dos pollos de buitre negro, rescatados previamente por los Agentes Forestales. Estos jóvenes rapaces, que pasaron un periodo crítico de recuperación en el Centro de Recuperación de Animales Silvestres (CRAS), han sido liberados esta semana en la finca Término de El Paular. Esta zona, que ahora pertenece al Ejecutivo autonómico, se perfila como un refugio esencial para la fauna, con la potencial de aumentar significativamente la superficie total del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama (PNSG).
El lugar de liberación, situado en el municipio de Rascafría, es parte de la Zona Periférica de Protección del Parque y representa una oportunidad crucial para la expansión del hábitat protegido. La integración de este área con los montes públicos adyacentes y el Cabeza de Hierro, administrado por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales, permitiría un incremento del 12% de la extensión del PNSG, beneficiando especialmente a la vertiente madrileña.
Los buitres negros, una de las especies más amenazadas de Europa, encuentran su santuario en esta región. Con una envergadura alar que puede alcanzar los 280 centímetros, estos majestuosos carroñeros prefieren anidar en pinos alejados de la actividad humana, a diferencia de sus parientes, los buitres leonados. En el Alto Lozoya, reconocido como Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA), se halla la cuarta colonia más numerosa de estas aves en España.
La situación de las aves carroñeras, junto a otras especies, es objeto de un seguimiento detallado por parte de expertos en biodiversidad del Gobierno autonómico, en colaboración con la Sociedad Española de Ornitología. Este esfuerzo ha permitido registrar un aumento notable de anidamientos en la región, con más de 200 detectados alrededor de Peñalara y otros 50 fuera de la zona de Rascafría. En paralelo, otras especies como la cigüeña negra han visto un incremento en su población reproductora, pasando de cinco parejas en 2013 a ocho en 2024, con nueve pollos supervivientes. También se ha observado un crecimiento en las poblaciones de águila imperial ibérica y buitre leonado.
El CRAS, una institución reconocida a nivel europeo por su labor en la atención a la fauna silvestre, ha jugado un papel crucial en estos logros. Durante los primeros seis meses de este año, el centro ha gestionado 4.698 ingresos, atendiendo a una mayoría de especies autóctonas, como vencejos y cigüeñas blancas. De estos, 768 han sido reinsertados en su entorno natural, mientras que 865 permanecen en rehabilitación. El aumento de casos refleja tanto el éxito de las políticas de conservación como el desafío continuo de gestionar la presencia de especies exóticas e invasoras.
Este compromiso con la protección de la biodiversidad demuestra la importancia de iniciativas como la del Término de El Paular, no solo para salvaguardar especies amenazadas, sino también para preservar el equilibrio ecológico de la región.