Las últimas acciones en el ámbito de la política comercial de Estados Unidos están ejerciendo una presión significativa sobre el sector tecnológico mundial. La estrategia arancelaria establecida por el expresidente Donald Trump ha forzado a gigantes de la tecnología como Apple, AMD y NVIDIA a replantear sus estrategias de manufactura. En respuesta a los nuevos aranceles impuestos a semiconductores producidos fuera de las fronteras estadounidenses, estas empresas han optado por aumentar la producción a través de la planta de TSMC en Arizona, según informes de DigiTimes.
Históricamente, los altos costes de producción en Estados Unidos han sido un obstáculo para que empresas tecnológicas amplíen agresivamente sus operaciones domésticas. No obstante, ante el advenimiento de lo que se ha denominado la “guerra nuclear arancelaria” impulsada por Trump, el incremento de la demanda de producción nacional ha obligado a estas compañías a adaptarse, dejando de lado las previsiones tradicionales que favorecían la producción en el extranjero.
TSMC, el gigante taiwanés de semiconductores, ha respondido a la creciente demanda elevando sus precios de fundición en un 30%. Este ajuste no ha disuadido a los clientes, que ven el aumento de tarifas como un coste inevitable en el marco de la nueva política industrial de Washington. La capacidad de la planta estadounidense de TSMC, con entre 20.000 y 30.000 obleas al mes, es ahora un recurso estratégico esencial.
NVIDIA, por ejemplo, confirma que sus chips Blackwell, fabricados con tecnología de 4 nm, ya se producen en Arizona. La compañía ha establecido colaboraciones clave con firmas como Amkor y ASE Group para las etapas de empaquetado y prueba, mientras que sus socios ensambladores en Texas se preparan para la fabricación masiva de servidores de inteligencia artificial. Este despliegue forma parte de un ambicioso plan para desarrollar infraestructura de IA valorada en 500.000 millones de dólares en Estados Unidos.
AMD también ha mostrado su apoyo al enfoque ‘Made in USA’. Su CEO, Lisa Su, ha compartido desde Taiwán que su nuevo procesador “Venice”, basado en la arquitectura EPYC de quinta generación, es el primer chip de alto rendimiento utilizando el nodo de 2 nm de TSMC, y ha sido exitosamente verificado en suelo estadounidense.
Apple, aunque más reservada, sigue esta tendencia con un incremento significativo de sus pedidos en la planta de TSMC en Arizona. Este movimiento subraya su compromiso con la producción interna, anticipándose a futuras exigencias regulatorias.
La reorientación hacia la producción nacional no es de carácter voluntario, sino una medida obligatoria ante la presión del gobierno estadounidense. Las medidas comerciales, sustentadas por leyes como la International Emergency Economic Powers Act (IEEPA) y la Sección 232 de la Trade Expansion Act, han impulsado a las tecnológicas a actuar con rapidez para mantener su competitividad y seguridad nacional.
En este contexto, TSMC anticipa una mejora en su rendimiento financiero. A pesar de los mayores costes operativos en EE. UU., el incremento de precios combinado con la robusta demanda podría traducirse en un crecimiento intertrimestral del 10% en ingresos para el segundo trimestre de 2025, con un margen bruto cercano al 58,5%. Sin embargo, los analistas advierten sobre el potencial agotamiento de la demanda en la segunda mitad del año, que podría forzar a una reevaluación de las proyecciones de un crecimiento del 25% para 2025.
Se esperan más detalles sobre la estrategia de TSMC durante su próxima conferencia financiera, programada para el 17 de abril, donde se anticipan anuncios significativos sobre la expansión de capacidades y posturas frente a la volatilidad política en Estados Unidos. La industria espera con interés el camino que tomará una de las compañías más influyentes en el ámbito de la microelectrónica.
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