En febrero, la cesta de la compra experimentó un repunte de precios por quinto mes consecutivo, principalmente impulsado por el encarecimiento de la factura de la luz, que ha alcanzado niveles casi un 45% superiores a los de hace un año. Este aumento en los costos de electricidad se refleja en el Índice de Precios al Consumidor (IPC), que subió cuatro décimas con respecto a enero, situando la tasa anual en un 3%, el nivel más alto desde junio. La subida del IVA de la electricidad del 10% al 21% desde el 1 de enero, tras el fin de las medidas anticrisis, ha contribuido al incremento de los precios en el sector de vivienda, cuya tasa interanual alcanzó el 9,8%.
En contraste, algunos productos como el aceite de oliva y el azúcar han registrado descensos en sus precios, con caídas del 32,3% y el 15,2%, respectivamente, en el último año. A pesar de estas disminuciones, el precio de la carne de vacuno y ovino y del pescado fresco y congelado ha visto aumentos significativos. La inflación subyacente, que excluye alimentos frescos y energía, continuó su descenso hasta el 2,2%. Los carburantes y lubricantes para vehículos personales, al aumentar menos que en el mismo mes de 2024, ayudaron a reducir la tasa de inflación del grupo de transporte. A nivel regional, todas las comunidades autónomas registraron alzas en el IPC, con Baleares y Canarias mostrando las tasas más alta y más baja, respectivamente. En medio de un contexto internacional incierto, España mantiene el mayor crecimiento entre las principales economías de la zona euro, mientras modera los precios y fomenta el poder adquisitivo de los ciudadanos.
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