Las altas temperaturas no solo son molestas, sino que representan un riesgo significativo para la salud. La exposición prolongada al calor extremo puede elevar el riesgo de formación de coágulos sanguíneos, un problema que puede tener graves implicaciones para el sistema circulatorio. Estos coágulos pueden provocar condiciones potencialmente mortales como trombosis venosa profunda o embolismo pulmonar. Especialistas en medicina interna advierten que el cambio climático y las olas de calor cada vez más frecuentes podrían aumentar la incidencia de estos problemas de salud, lo que requiere una mayor vigilancia médica durante los picos de temperatura.
El impacto del calor no se limita al sistema circulatorio. También tiene efectos perjudiciales sobre los riñones, ya que el flujo sanguíneo hacia estos órganos se reduce cuando el cuerpo intenta regular su temperatura interna. Esto puede conducir a un daño renal agudo, especialmente en individuos con condiciones preexistentes. Médicos internistas subrayan la importancia de mantener una hidratación adecuada y tomar medidas preventivas, como evitar la exposición prolongada al sol, para mitigar los efectos adversos del calor extremo sobre el cuerpo humano. En este contexto, se hace un llamado a la conciencia pública sobre la importancia de adoptar hábitos saludables que puedan ayudar a protegerse de las inclemencias del clima.
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