En 2022, la región experimentó un preocupante incremento en los accidentes de tráfico que involucraron a animales salvajes, con un total de 532 atropellos registrados. Esta cifra, proporcionada por la Dirección General de Tráfico (DGT), refleja un desafío creciente en la convivencia entre el desarrollo urbano y la fauna local. Los principales factores que contribuyen a esta situación incluyen el aumento de la actividad humana en áreas rurales y la expansión de infraestructuras viales que intersectan hábitats naturales. La situación ha llevado a las autoridades a implementar medidas de mitigación, como la instalación de pasos de fauna y señalización específica para alertar a los conductores.
El impacto de estos accidentes es significativo tanto a nivel ambiental como económico. Los atropellos no solo resultan en la muerte de numerosos animales, lo que afecta la biodiversidad local, sino que también conllevan costos asociados a daños materiales y demoras en el tránsito. Además, representan un riesgo para la seguridad vial de los conductores, quienes pueden sufrir lesiones graves en caso de colisiones con animales de gran tamaño. En respuesta, se ha generado un debate sobre la necesidad de estrategias más efectivas de conservación que incluyan programas de concientización pública y colaboración interinstitucional para encontrar soluciones viables que protejan tanto a la fauna como a los usuarios de las vías.
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