En medio de la creciente tensión en Irán, los ciudadanos de Teherán expresan su creciente ansiedad ante la aparente falta de respuesta del gobierno frente a posibles amenazas. «Teníamos miedo, las sirenas no sonaban», es el testimonio recurrente de muchos habitantes que sienten el vacío de liderazgo en momentos críticos. Esta inquietud se agudiza por la ausencia de pronunciamientos directos del líder supremo, Alí Jamenei, haciendo que la población cuestione su paradero y su capacidad de gestión en tiempos de crisis. La sensación de desprotección se exacerba por la percepción de una infraestructura de defensa poco eficiente, situación que los ciudadanos consideran alarmante en el contexto geopolítico actual.
El vacío comunicacional de Jamenei incrementa la tensión y la inseguridad en la capital iraní. Los ciudadanos temen que esta falta de acción pueda dar lugar a situaciones más peligrosas, sumado a la incertidumbre económica que ya afecta al país. La población espera señales claras de liderazgo para tranquilizar el ambiente, mientras la presión internacional se cierne sobre Irán. En la incertidumbre, Teherán se convierte en un hervidero de especulaciones y expectativas sobre cómo responderá el gobierno ante eventos adversos, haciendo eco de un sentimiento de vulnerabilidad generalizado y una urgente necesidad de confianza y seguridad.
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