En medio de un periodo de cambios y adaptaciones, Intel se encuentra en una etapa crucial de su evolución empresarial. La salida de Pat Gelsinger como CEO ha dejado a la gigante tecnológica en una encrucijada sobre el futuro de su división de fabricación, Intel Foundry. La compañía se debate entre mantener la división como parte integral de su estructura o escindirla para que opere de manera independiente, un dilema que aún causa incertidumbre.
En la reciente Conferencia Tecnológica Global de Barclays, los co-CEOs provisionales de Intel, Michelle Johnston Holthaus y David Zinsner, ofrecieron perspectivas contrastantes sobre este tema crucial. Holthaus expresó escepticismo sobre la idea de una escisión total de la división, argumentando que la sinergia entre los productos de Intel y su proceso de fabricación es esencial para mantener una ventaja competitiva. «Unos productos excelentes con un proceso de fabricación de vanguardia, al que tenemos acceso prioritario, es un factor diferenciador», sostuvo.
Contrariamente, Zinsner dejó la puerta abierta a la posibilidad de separar la división de Intel Foundry. Aunque inicialmente alineado con la estrategia de Gelsinger de posicionar a Intel como líder en la fabricación de chips, Zinsner reconoció que la escisión es una «cuestión abierta». En sus declaraciones, indicó que Intel Foundry ya está en proceso de convertirse en una subsidiaria con un consejo operativo propio y un sistema ERP independiente, dejando entrever que una separación más profunda podría ser viable.
El camino hacia una potencial independencia de Intel Foundry podría culminar en una oferta pública inicial (IPO), aunque los analistas destacan que el éxito de tal movimiento es incierto. Aun así, la tecnología de fabricación de Intel no está considerada como la más avanzada en el mercado actual, lo que podría afectar la decisión final.
Mientras tanto, Intel está canalizando sus esfuerzos hacia el desarrollo exitoso de su proceso tecnológico 18A (1,8 nm), con el cual busca mejorar tanto la densidad de defectos como el rendimiento. Aunque han recibido interés de varios clientes, la confirmación de pedidos aún no se ha materializado. Los resultados de estos avances podrían ser revelados en el informe de resultados de la empresa, esperado para finales de enero.
La decisión final sobre el destino de Intel Foundry será responsabilidad del consejo de administración o del próximo CEO que tome las riendas de la compañía. Lo que queda claro es que Intel enfrenta un punto de inflexión que podría redefinir su posición y enfoque en la industria tecnológica global.
