La situación en el condado de Los Ángeles es crítica debido a varios incendios que han asolado la región, remarcó el sheriff Robert Luna, describiendo escenas de devastación que sugieren un paisaje similar al de una explosión masiva. Dos de los incendios más significativos, el incendio Lidia y el Eaton, han consumido 350 y 10,600 acres respectivamente, aunque ambos continúan activos con un 40% de contención según el jefe de bomberos Anthony C. Marrone. Enfrentándose a condiciones meteorológicas extremas con baja humedad, vientos fuertes y altas temperaturas, la alarma de bandera roja, que advierte sobre el riesgo elevado de incendios, se ha extendido hasta el viernes. El fuego Palisades, calificado por la jefa de bomberos Kristin M. Crowley como “uno de los desastres naturales más destructivos de la historia de Los Ángeles”, ha arrasado más de 17,000 hectáreas y permanece incontrolable.
Las consecuencias de estos incendios se sienten profundamente en la comunidad, con cerca de 180,000 personas sometidas a órdenes de evacuación y otras 200,000 bajo avisos de evacuación. A pesar de los esfuerzos de contención, el alcance total de las pérdidas humanas y materiales todavía no se conoce completamente, confirmándose hasta ahora cinco víctimas mortales. Luna expresó su frustración por la falta de claridad sobre la cifra final de afectados, reflejando la incertidumbre que pesa sobre las operaciones de rescate y de evaluación de daños en el terreno. Mientras las autoridades continúan sus labores, las imágenes devastadoras y la magnitud de la catástrofe siguen impactando a los residentes y equipos de emergencia que luchan por controlar la furia de los incendios.
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