En la Asamblea Nacional de Francia, el debate sobre la implementación de la «tasa Zucman» ha generado una división significativa entre los legisladores. Esta propuesta fiscal, que lleva el nombre del economista Gabriel Zucman, busca incrementar los impuestos a las grandes fortunas como parte de un esfuerzo para reducir la desigualdad económica. La discusión ha provocado intensos debates entre los que apoyan la medida como un paso necesario para la justicia social y los que la critican por considerarla un obstáculo para la inversión y el crecimiento económico en el país.
La controversia ha atraído reacciones de prominentes figuras del mundo empresarial, incluyendo a Bernard Arnault, propietario del conglomerado de marcas de lujo LVMH. Arnault, conocido por su significativa influencia en la economía francesa, ha expresado su rechazo a la tasa, argumentando que podría desalentar la inversión extranjera y perjudicar a las empresas. Sus declaraciones han añadido combustible a la ya encendida discusión, posicionándolo como una voz crítica en la arena pública y subrayando el tenso debate sobre cómo equilibrar las necesidades fiscales con el desarrollo económico en Francia.
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