Un momento de alta tensión se vivió en el estadio Artemio Franchi de Florencia cuando Edoardo Bove, futbolista de la Fiorentina, colapsó repentinamente durante el partido contra el Inter de Milán. Apenas transcurridos 15 minutos de juego, el joven jugador, de 22 años, se desplomó, lo que llevó al árbitro a detener de inmediato el encuentro. En medio de la confusión, compañeros de equipo se apresuraron a asistir a Bove, manteniendo su lengua sujeta para evitar males mayores. Las cámaras de televisión fueron blindadas por un corro de jugadores de ambos equipos, en un esfuerzo por preservar la dignidad del momento mientras las asistencias médicas llegaban a socorrerlo. La atmósfera en el estadio se tornó solemne, con la preocupación palpable entre los rostros de los futbolistas, algunos de los cuales no pudieron contener las lágrimas.
Tan pronto como Bove fue estabilizado, los servicios médicos del lugar lo trasladaron en camilla hacia una ambulancia estacionada estratégicamente en un córner del campo, mientras las tribunas rompían en una emotiva ovación. El impacto del incidente fue tal que llevó a la Serie A a suspender el partido, anunciando que se reanudará en una fecha futura aún por determinar. En un comunicado, la liga confirmó la gravedad aparente de la situación y mostró su solidaridad con el jugador. Mientras tanto, compañeros de Bove, como Federico Dimarco y Nicolo Barella del Inter, colaboraron activamente con el equipo médico, reflejando un espíritu de unidad en momentos de adversidad. El fútbol italiano ahora espera con ansiedad noticias sobre la salud de Bove, mientras el mundo del deporte se une en apoyo al joven talento.
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