En el marco del Día Mundial del Ictus, las cifras continúan alertando sobre la magnitud de este problema de salud. La Organización Mundial de la Salud revela que cada año más de 15 millones de personas en todo el mundo son afectadas por un ictus, con España reportando aproximadamente 120,000 casos anuales. Esta patología aparece cuando el flujo sanguíneo del cerebro se ve interrumpido ya sea por la obstrucción de una arteria o por la rotura de un vaso sanguíneo, lo que puede provocar daños significativos en funciones esenciales como el movimiento, el habla y la memoria.
La rehabilitación tras un ictus es un proceso crucial donde la Fisioterapia juega un papel fundamental. Esta disciplina busca minimizar los déficits experimentados por los pacientes con el fin de reintegrarlos socialmente. La participación activa de la familia es igualmente crucial, ya que su apoyo y capacidad de aprender nuevas formas de asistencia son vitales para el progreso del paciente.
En muchos casos, la recuperación neurológica puede producirse de manera espontánea, total o parcialmente, en un periodo de tiempo que varía, o incluso no ocurrir nunca, dependiendo de la gravedad del ictus sufrido. Por ello, el objetivo de la Fisioterapia es ayudar al paciente a adaptarse a sus nuevas condiciones, mejorando su funcionalidad y calidad de vida.
Mirando hacia el futuro, el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Castilla-La Mancha sigue impulsando la inclusión de fisioterapeutas dentro de las unidades de ictus. Se ha demostrado que su presencia es clave para mejorar la calidad asistencial en el tratamiento de esta patología, proporcionando un abordaje integral que va más allá del tratamiento médico convencional.
La necesidad de un enfoque holístico en el tratamiento de los pacientes que han sufrido un ictus es cada vez más evidente, y la Fisioterapia emerge como un componente esencial en esta lucha para recuperar no solo las funciones físicas, sino también la dignidad y la independencia de los pacientes afectados.
