La administración ha anunciado un plan para distribuir armas a más de 1.500 efectivos que operan en la red del suburbano como medida de defensa personal. Esta decisión surge en respuesta a la creciente preocupación por la seguridad tanto de los trabajadores como de los pasajeros, ante el aumento de incidentes en las estaciones y vagones. El objetivo es dotar a los empleados con herramientas que les permitan responder de manera efectiva ante situaciones de riesgo y proteger su integridad. Este movimiento ha generado un debate entre aquellos que ven en la medida una forma de garantizar la seguridad y quienes temen que esta militarización pueda escalar la violencia en los espacios públicos.
Por su parte, las autoridades han asegurado que los efectivos recibirán el entrenamiento necesario para manejar correctamente las armas y actuar de acuerdo con los protocolos establecidos. Se espera que este proceso incluya no solo aspectos técnicos, sino también entrenamiento en resolución de conflictos para minimizar el uso de la fuerza. Este anuncio ha resonado entre los usuarios del suburbano, quienes expresan opiniones divididas sobre la iniciativa. Algunos valoran la medida como un refuerzo de la seguridad, mientras que otros temen las implicaciones que podría tener para la convivencia y la percepción del espacio público como un entorno seguro.
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