Eurostat ha revelado que España continúa liderando la lista de países europeos donde los contribuyentes han pagado el más alto costo de la crisis bancaria con 72.655 millones de euros, superando a Alemania, Irlanda y Grecia. Esta carga financiera, atribuida a malas prácticas bancarias y una gestión inadecuada por parte de las autoridades, contrasta con otros países de Europa donde no hubo coste alguno para el erario o incluso se obtuvieron beneficios al devolver las ayudas públicas. En el pasado, políticos del Partido Popular aseguraron que la crisis no costaría un euro a los ciudadanos, un pronóstico que no se cumplió.
El futuro de la financiación pública en España sigue bajo presión, con la venta de acciones del Estado en CaixaBank y el impacto de la liquidación de la Sareb, el «banco malo», aún por determinar. Según José Luis Escrivá, gobernador del Banco de España, la crisis implicó entre 70.000 y 80.000 millones de dinero público sin mecanismos claros de recuperación. Para Antoni Garrido, catedrático de Economía Aplicada, el peso fiscal sobre los contribuyentes debería otorgar al Estado cierta autoridad sobre el sector bancario, viendo que los beneficios bancarios se disparan mientras aumentan las quejas por abusos. La historia de esta crisis aún no ha cerrado su capítulo final.
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