El Sol experimentó el 14 de mayo una erupción de clase X2.7, la más potente registrada en 2025, provocada por la actividad de una nueva región de manchas solares, AR4087. La llamarada alcanzó su pico a las 4:25 h (08:25 h GMT) y generó fuertes apagones de radio de nivel R3 en Europa, Asia y Oriente Medio, afectando a las zonas iluminadas por el Sol en ese momento. Este tipo de erupciones, clasificadas en cinco niveles de intensidad, son poco frecuentes, y la reciente explosión se presenta como una de las más significativas dentro de la categoría X.
La intensa liberación de rayos X y radiación ultravioleta ultracálida ionizó rápidamente la atmósfera superior de la Tierra, interrumpiendo las comunicaciones de radio en varias regiones. Los filamentos solares, que son estructuras de plasma más frío mantenidas sobre la superficie solar por campos magnéticos, pueden liberar su energía en violentas explosiones. En este caso, dos filamentos se volvieron inestables y provocaron una eyección de masa coronal (CME), resultando en un aumento de la actividad geomagnética y auroral en la Tierra. La magnitud de esta erupción dejó a muchos observadores de auroras fascinados, capturando la atención de la comunidad científica y del público.
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