Donald Trump ha vuelto a desafiar las expectativas al convertirse no solo en el primer expresidente de Estados Unidos en ser condenado en un juicio penal, sino también en ser elegido nuevamente como presidente tras su condena. Esta situación única plantea un escenario incierto en el contexto legal, ya que Trump enfrenta la posibilidad de una condena de cárcel por el caso Stormy Daniels, con una comparecencia ante el juez programada para el 28 de noviembre. Sus abogados han trabajado diligentemente para posponer este caso, buscando argumentar que un presidente electo debería disfrutar de ciertas inmunidades antes de su toma de posesión oficial el 20 de enero. A pesar de sus esfuerzos por retrasar el proceso legal, el destino del expresidente sigue siendo incierto, especialmente si el juez decide mantener las condenas.
El entramado legal que rodea a Trump va más allá del caso Daniels, con múltiples frentes abiertos en tribunales estatales y federales. En el ámbito criminal, enfrentan al menos otros dos casos: uno en Florida relacionado con manejo indebido de documentos clasificados y otro en Washington D.C. por sus intentos de revertir los resultados de las elecciones de 2020. Estos casos podrían cerrarse dependiendo de las decisiones jurídicas y estratégicas que tome Trump al asumir el cargo, pues un presidente en ejercicio tiene ciertas protecciones legales. Además, encara varias demandas civiles, incluyendo una por acusaciones de abuso sexual y otra por fraude en Nueva York. Aunque sus abogados buscan desestimar la mayoría de los cargos o al menos retrasar las decisiones, el curso de estos procesos judiciales durante su mandato será una crucial prueba de resistencia política y legal para Trump.
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