China ha iniciado esta semana una serie de maniobras militares alrededor de Taiwán, simulando el bloqueo y toma de control de puertos y áreas estratégicas de la isla. Esta acción se produce tras las declaraciones del presidente taiwanés, William Lai, quien aseguró que China no tiene derecho a representar a Taiwán, una isla que describió como un símbolo de libertad y democracia. Las palabras de Lai generaron malestar en Pekín, que considera a Taiwán una provincia rebelde y ha prometido medidas contra la isla mientras los movimientos separatistas persistan. Estas maniobras militares, similares a las realizadas en el pasado mayo, pretenden servir de advertencia a los actos separatistas y evaluar la capacidad militar china en la región.
El trasfondo histórico de estas tensiones se remonta a varios siglos atrás, cuando Taiwán fue controlada por diferentes naciones y finalmente pasó a ser administrada por China en diversas etapas hasta su cesión a Japón en 1895. Tras la Segunda Guerra Mundial, Taiwán fue devuelta a China, quedando bajo el control del gobierno nacionalista de la República de China después de la derrota en la guerra civil china frente a las fuerzas comunistas de Mao Zedong. Sin embargo, en 1971, el reconocimiento diplomático internacional se inclinó hacia Pekín, llevando a Taiwán a perder su estatus como representante de China en la ONU. La dinámica actual se complica aún más con el rol de Estados Unidos, que por ley provee armas defensivas a Taiwán, mientras asegura su compromiso con la isla en medio de una creciente presión por parte de China y la producción desafiante de semiconductores taiwaneses, einando su importancia económica global.
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