La presencia de microplásticos en el cerebro humano, evidenciada en estudios recientes, alerta sobre sus posibles efectos neurotóxicos. Estos diminutos fragmentos de plástico, de menos de 5 mm, parecen atravesar barreras biológicas, como la hematoencefálica, y ser captados por el sistema nervioso central a través de vías como la inhalación o la ingesta de agua y alimentos contaminados. Los estudios han detectado una creciente acumulación de microplásticos en tejidos cerebrales, sugiriendo posibles daños neurológicos por inflamación y estrés oxidativo. Expertos subrayan la urgencia de reducir la exposición a microplásticos mediante mejores políticas de manejo de residuos y la búsqueda de alternativas menos perjudiciales.
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