La intensificación del conflicto en Oriente Próximo ha generado una ola de indignación entre los libaneses-estadounidenses en Estados Unidos, especialmente en Míchigan, donde reside la mayor comunidad árabe del país. Los recientes bombardeos de Israel en Líbano han exacerbado el malestar de esta comunidad, que ha organizado protestas y manifestaciones para expresar su repudio. La situación ha generado tensión entre los partidos Demócrata y Republicano, considerando que Míchigan será un estado clave en las próximas elecciones presidenciales. Los libaneses-americanos culpan al Gobierno de Estados Unidos por seguir proporcionando armamento a Israel, demandando una mayor transparencia y un cese en el envío de armas.
El alcalde de Dearborn, Abdullah Hammoud, y otros líderes comunitarios, han alzado sus voces contra la administración de Biden, llamando a detener la ofensiva israelí. La comunidad ha expresado un profundo descontento con la gestión de la guerra en Gaza, lo que podría influir negativamente en la campaña de Kamala Harris, quien necesita el apoyo de esta comunidad para garantizar la victoria en Míchigan. Las encuestas reflejan una visión desfavorable de Biden entre los árabes-americanos, con un 80% desaprobando su manejo del conflicto. Aunque Harris lidera ligeramente en Míchigan, los signos de descontento y la posible abstención de voto entre los árabe-estadounidenses plantean un desafío significativo para los demócratas en las próximas elecciones.
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