Un inquietante informe de la Asociación de Tecnología del Consumidor (CTA), realizado por Trade Partnership Worldwide LLC, lanza una advertencia contundente sobre el futuro económico del sector tecnológico si las políticas arancelarias de Estados Unidos continúan sin cambios. De no renegociarse los acuerdos antes de que terminen las prórrogas arancelarias, los consumidores podrían enfrentar un aumento en precios de hasta un 69,4%, resultando en una pérdida de más de 123 mil millones de dólares en poder adquisitivo solo en EE. UU., con impactos globales inevitables.
El estudio describe la convergencia de factores adversos como la finalización de la moratoria de 90 días sobre aranceles recíprocos y la introducción de nuevas tarifas del 25% relacionadas con la Sección 232. Asimismo, se mantienen aranceles del 20% sobre productos chinos bajo la IEEPA, que en ciertos casos podrían acumularse hasta un 145%. Además, el arancel sobre baterías de litio aumentará progresivamente hasta un 25% para 2026. Estos cambios desencadenarán un efecto dominó de encarecimientos no solo en EE. UU., sino también en Europa, Latinoamérica y Asia-Pacífico.
Los productos más afectados serán los dispositivos móviles, consolas y ordenadores. Las consolas de videojuegos, por ejemplo, podrían ver un aumento de precio del 69,4%, mientras que los portátiles y tablets enfrentarían un incremento del 34%. Los consumidores en EE. UU. perderían 12 mil millones de dólares solo en el mercado de consolas, y los ordenadores de sobremesa verían un aumento de 287 dólares por unidad, con una pérdida total de 13 mil millones.
Este informe se diferencia de otros estudios especulativos ya que muchas de las medidas arancelarias descritas están en vigor. Sin un nuevo acuerdo político, las consecuencias se harán evidentes en los próximos meses, afectando tanto al mercado estadounidense como a consumidores globales.
El impacto de estos cambios no se limita a los precios. Fabricantes y distribuidores podrían tener que ajustar producción, reducir márgenes e incluso relocalizar fábricas, afectando el empleo, la innovación y la disponibilidad de dispositivos. Esto complica la ya desafiante tarea de avanzar en la transformación digital global, y pone en duda la eficacia de estas políticas arancelarias en un mundo cada vez más interconectado.