El escenario político entre Estados Unidos y Canadá se encuentra en un punto crítico tras el reciente anuncio de la dimisión del primer ministro canadiense, Justin Trudeau, un hecho que fue aprovechado por el presidente electo estadounidense, Donald Trump, para reiterar su propuesta de incorporar a Canadá como el estado número 51 de Estados Unidos. Trump ha argumentado que la unión traería beneficios económicos, como la eliminación de aranceles y una mayor seguridad ante amenazas internacionales, como los barcos rusos y chinos. La dimisión de Trudeau añade complejidad a la relación bilateral, dado que su liderazgo había sido fundamental en la oposición a las políticas de Trump, y su salida podría debilitar la postura canadiense frente a las propuestas comerciales agresivas del nuevo mandatario estadounidense.
La coyuntura se agrava por la amenaza de Trump de imponer aranceles del 25% a los productos importados de Canadá si no se logra un acuerdo favorable a sus intereses, una medida que, según expertos de Oxford Economics, podría llevar a la economía canadiense a una recesión severa. Este escenario impactaría gravemente a sectores clave como el automotriz y el energético, dadas las estrechas relaciones comerciales entre ambos países. En Canadá, la incertidumbre política se incrementa ante la posibilidad de que los conservadores, liderados por Pierre Poilievre quien lidera las encuestas por un amplio margen, consigan la victoria en las próximas elecciones, posiblemente facilitando un entorno de negociación diferente con Trump. Las negociaciones futuras estarán marcadas no solo por el sucesor de Trudeau, sino también por cómo se desarrolla la relación entre ambos países en los próximos meses.
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