Este martes, México amanece sacudido por la imposición de un arancel del 25% a sus exportaciones hacia Estados Unidos, una medida tomada por el presidente estadounidense, Donald Trump, luego de un mes de negociaciones infructuosas. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, había conseguido inicialmente un periodo de gracia de 30 días para intentar mitigar el impacto de este nuevo gravamen, en el que equipos mexicanos de Economía y Seguridad, liderados por Juan Ramón De la Fuente, Omar García Harfuch y Marcelo Ebrard, realizaron múltiples viajes a Washington buscando un acuerdo. Este impuesto afecta al 80% de las exportaciones mexicanas, valoradas en 505.000 millones de dólares anuales, y supone un grave golpe al Tratado TMEC, firmando previamente por Trump, y a las estrategias de nearshoring y atracción de inversiones de México.
El escenario no solo afecta a México, sino también a Canadá, que igualmente se encuentra bajo las nuevas tarifas. A pesar de las medidas de Sheinbaum, como el despliegue de 10.000 soldados en la frontera norte y la extradición de 29 capos criminales a Estados Unidos, entre ellos Rafael Caro Quintero, estos esfuerzos no han detenido la estrategia del presidente estadounidense. Mientras que Canadá ha respondido con aranceles contra las importaciones estadounidenses, Sheinbaum ha optado por una estrategia de «cabeza fría», anticipando medidas que se anunciarán en el Zócalo de Ciudad de México el próximo domingo. Expertos, como Adolfo Laborde, alertan sobre el nuevo panorama comercial para México y la necesidad urgente de buscar mercados alternativos y reforzar su política industrial para afrontar la crisis.
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