Un estudio reciente publicado en la revista Science revela que la contaminación lumínica en las ciudades está alterando significativamente los patrones de canto de las aves. Utilizando datos de satélites de la NASA y más de 180 millones de grabaciones de cantos de aves diurnas, los investigadores encontraron que en las áreas más iluminadas, los pájaros prolongan sus trinos un promedio de 50 minutos en comparación con sus contrapartes en regiones menos iluminadas. Este fenómeno resulta en que las aves comiencen a cantar 18 minutos antes del amanecer y continúen 32 minutos después del anochecer, afectando potencialmente su reproducción y exposición a depredadores.
La investigación, impulsada por datos de BirdWeather y el proyecto de ciencia ciudadana BirdNet, no solo explora el comportamiento de aves diurnas sino también de nocturnas, que, aunque no muestran una reducción significativa en su actividad, sí vocalizan menos en ambientes muy iluminados. Expertos destacan que los efectos de la luz artificial van más allá del adelanto de los cantos, impactando también en la migración y éxito reproductivo de diversas especies. El estudio enfatiza cómo las plataformas digitales y la participación ciudadana están transformando nuestra comprensión de la ecología en un contexto de urbanización creciente y contaminación lumínica.
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