Las consecuencias de la reciente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA) han dejado una estela de severos daños en infraestructuras cruciales de la Comunidad Valenciana, con un impacto significativo en el transporte terrestre. La compleja tarea de reconstrucción, que implica un alto coste y sofisticación técnica, representa un desafío para las autoridades locales. El ministro de Transportes, Óscar Puente, explicó en una reciente comparecencia que aunque la prioridad actual está en atender a las víctimas y gestionar las emergencias, se ha evitado dar un calendario fijo para la plena recuperación del tráfico de alta velocidad en la línea Madrid-Valencia. El Ministerio ha decidido activar contratos por vía urgente para comenzar las obras apenas se terminen las evaluaciones de los daños. En este contexto, destaca la dificultad añadida de retirar los vehículos bloqueados en carreteras clave, como la A-7 y las nacionales 330 y 322, tarea que forma parte de una estrategia para acelerar el acceso a zonas afectadas.
El temporal también ha interrumpido el tráfico ferroviario, especialmente en las líneas de alta velocidad y Cercanías. Puente advirtió que algunos sectores, como los túneles en Chiva y Torrent, han sufrido daños estructurales significativos, lo que imposibilita el tránsito adecuado en las próximas semanas. En el ámbito de Cercanías, tres de las cinco líneas están completamente inoperativas, requiriendo meses de reparaciones. Además, las rutas Euromed también enfrentan suspensiones, acentuando la gravedad de la situación. Las restricciones en infraestructuras de transporte repercuten en los accesos a puertos y aeropuertos, complicando más la operación normal. En medio de estas dificultades, el ministro destacó la importancia de evitar desplazamientos innecesarios para facilitar la gestión de emergencias y la búsqueda de desaparecidos, posponiendo así la mejora de la criticada gestión de alerta meteorológica en la región.
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