Un reciente estudio ha corroborado que ciertos alimentos están diseñados para ser adictivos, dificultando que las personas puedan dejarlos con facilidad. Estos productos, comúnmente ultraprocesados, contienen altas cantidades de azúcares, grasas y aditivos que estimulan el sistema de recompensa del cerebro, generando una dependencia similar a la de las drogas. Investigadores señalan que la combinación de ingredientes en estos alimentos activa las mismas vías neuronales asociadas a las adicciones, haciendo que el consumo ocasional de estos productos se convierta en un hábito difícil de romper.
Para contrarrestar este problema, los expertos sugieren estrategias concretas para controlar el consumo de estos alimentos. Una de las recomendaciones es aumentar la conciencia sobre los componentes nutricionales, favoreciendo el consumo de alimentos frescos y naturales. Además, se sugiere establecer horarios regulares para las comidas y reducir el estrés, dado que este último puede aumentar el deseo de consumir alimentos adictivos. La educación alimentaria y la implementación de políticas de salud pública orientadas a informar y proteger a los consumidores son también cruciales para enfrentar esta problemática creciente.
Leer noticia completa en El Mundo.