Durante la madrugada del 24 de abril de 2025, la capital ucraniana de Kiev fue escenario de un devastador bombardeo ruso que ha dejado al menos 20 muertos y decenas de heridos. Según informes de las autoridades locales, el bombardeo se centró principalmente en infraestructuras civiles, causando daños significativos en diversas áreas residenciales. La población se despertó en medio del caos, con sirenas antiaéreas sonando y el temor palpable entre los ciudadanos, que buscaban refugio desesperadamente. Las imágenes del lugar muestran edificios destruidos y vehículos reducidos a escombros, lo que ilustra la magnitud del ataque y subraya la fragilidad de la situación en una región ya afectada por la guerra.
El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, condenó enérgicamente el ataque, calificándolo de «acto de terror indiscriminado» y reiteró su llamado a la comunidad internacional para que tome medidas más decisivas contra la agresión rusa. Por su parte, Moscú aún no ha emitido un comunicado oficial sobre el incidente. Este ataque marca un aumento preocupante en la escalada de tensiones entre Ucrania y Rusia, con implicaciones que podrían afectar la ya volátil estabilidad en Europa del Este. Mientras tanto, organizaciones humanitarias han intensificado sus esfuerzos para brindar asistencia a los afectados, en un intento por mitigar las consecuencias inmediatas del bombardeo, aunque la situación sigue siendo crítica en el terreno.
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