El río Hudson, que divide a la ciudad de Nueva York de New Jersey, es un emblemático cauce que no sólo destaca por su belleza y relevancia histórica, sino también por su protagonismo en el comercio y el turismo. Con una extensión de 507 kilómetros desde su nacimiento en las montañas hasta su desembocadura en el Atlántico, ha sido la primera ruta comercial entre Canadá y Nueva York. En el presente, el Hudson sigue siendo crucial para el comercio y especialmente para el turismo, con miles de vuelos de helicópteros turísticos que transportan alrededor de 30,000 pasajeros al año, generando aproximadamente 50 millones de dólares anuales para la ciudad. Sin embargo, este mismo atractivo turístico también ha sido escenario de varias tragedias aéreas.
El espacio aéreo sobre Nueva York es uno de los más congestionados a nivel mundial, con el aeropuerto JFK recibiendo unos 17,000 vuelos mensuales. Los incidentes en el Hudson han sido numerosos, incluyendo accidentes de helicópteros, como el reciente desplome de un helicóptero que acabó con la vida de una familia española. Desde 1977, se han registrado al menos 38 muertes en accidentes de helicópteros en Nueva York, muchos de ellos vinculados al turismo aéreo. Entre estos accidentes se encuentra el famoso «Milagro del Hudson» en 2009, donde un Airbus 320 logró aterrizar de emergencia en el río, salvando la vida de 155 pasajeros. Otros incidentes incluyen la colisión aérea de un helicóptero turístico en 2009 que resultó en nueve muertes y el accidente de un avión P-47 Thunderbolt en 2016 durante un vuelo conmemorativo. El Hudson, aunque hermoso e históricamente significativo, mantiene su reputación de ser testigo de historias de supervivencia y tragedia en igual medida.
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