En la quinta etapa de la París-Niza, un inesperado giro de eventos dejó a Jonas Vingegaard luchando contra el dolor tras una caída a 100 kilómetros de la meta. La escena se desarrolló en la empinada subida final a Notre Dame de Sciez, donde Victor Campenaerts inició el ataque mientras Matteo Jorgenson, del Movistar, mantenía la compostura y tomaba ventaja. El danés Vingegaard, afectado por un labio roto y una muñeca posiblemente fracturada, se vio obligado a ceder protagonismo. Jorgenson así recuperó el maillot amarillo, marcando un contraste entre el sufrimiento visible de Vingegaard y el resurgimiento de sus rivales, como Lenny Martínez que se llevó la victoria de etapa. Entre tanto, el español Pablo Castrillo, mostrando determinación, cruzó la meta en línea con Vingegaard, pero cayó al puesto 12º en la clasificación general.
En paralelo, el Tirreno-Adriático se adentró en el desafiante terreno de los Abruzos. La etapa, llena de vientos caprichosos y peleas de abanicos, fue protagonizada por un Ben Healy que, a pesar de sus esfuerzos, se rindió a pocos metros del final. La victoria fue para Olav Kooij, quien derrotó a su compatriota Van der Poel en un esprint final, proporcionando al equipo Visma un triunfo tan buscado. Filippo Ganna defendió su liderazgo con una ventaja de 22 segundos sobre Juan Ayuso, en una carrera que promete resolverse en los exigentes terrenos de Frontignano, en la próxima etapa reina. Con el horizonte de las etapas montañosas por delante, tanto la París-Niza como el Tirreno-Adriático se preparan para concluir con dosis de emoción y estrategia en el corazón de sus respectivas competiciones.
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