En un reciente encuentro en Bruselas, Salvador Illa, presidente de la Generalitat, y Carles Puigdemont, líder de Junts per Catalunya, protagonizaron un significativo apretón de manos, marcando el inicio del año político en Cataluña. La reunión, observada por numerosos fotógrafos, subraya la intención del Gobierno español de restablecer la normalidad institucional tras la turbulenta década del procés. A pesar del evento, ninguno de los dos líderes ofreció declaraciones a la prensa inmediatamente, comunicando posteriormente a través de redes sociales. Illa destacó el diálogo como motor de democracia, mientras que Puigdemont señaló la falta de normalidad, al destacar que la reunión debió ocurrir en el Palau de la Generalitat, no en Bruselas.
La cita, cuidadosamente organizada, llega en un momento crítico donde el gobierno busca consolidar el apoyo de los partidos que sostuvieron la investidura de Pedro Sánchez. Aunque los detalles del diálogo se mantienen reservados, el encuentro es visto como un gesto político hacia Puigdemont. Las próximas pruebas para esta mayoría se centraron en la votación sobre la reducción de la jornada laboral, oposición de Junts, y la negociación de los Presupuestos Generales del Estado. En este contexto, la reunión, con un tono de respeto institucional, simboliza un paso hacia la reconciliación política, incluso cuando Puigdemont sigue pendiente de resoluciones judiciales sobre su situación en España.
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