Conocido por su habilidad para explorar los límites del humor, este filósofo de la comedia se ha destacado como una figura intrigante y multifacética. Su enfoque audaz y su humor inteligente lo han llevado a ser descrito como un funambulista en el arte del entretenimiento, desafiando constantemente las normas establecidas en el mundo del espectáculo. Su carisma en el escenario contrasta con su sencilla vida familiar en Tenerife, donde disfruta de la tranquilidad junto a su esposa e hijos.
A pesar de su imagen pública como un chamán nudista y provocador, en el ámbito personal se revela como un hombre común, cercano y con una vida que transcurre entre rutinas cotidianas. Su miopía, un detalle aparentemente trivial, añade una capa de humanidad a su figura pública, recordando al público que detrás del artista revolucionario se encuentra un individuo que, como cualquier otro, afronta los pequeños retos del día a día. Su historia es un testimonio de cómo las identidades personales y profesionales pueden coexistir, alimentándose mutuamente para crear un equilibrio fascinante y auténtico.
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