En un reciente comunicado, el primado de la Iglesia ha expresado su profunda preocupación y lamento por los daños que los miembros de los colectivos LGTBI han sufrido durante décadas debido a la estigmatización y discriminación institucional. En un gesto inusual de autocrítica dentro de la jerarquía eclesiástica, el líder religioso subrayó la importancia de reconocer y reparar el sufrimiento infligido a estas comunidades, instando a otros líderes religiosos a adoptar una postura de inclusión y respeto hacia todas las identidades y orientaciones sexuales.
El pronunciamiento surge en un contexto global de creciente presión para que las instituciones religiosas adopten políticas más inclusivas y respetuosas. Este posicionamiento del primado es visto como un paso significativo hacia el reconocimiento de los derechos de las personas LGTBI dentro de la Iglesia, fomentando un diálogo más abierto sobre la diversidad y la aceptación. Sin embargo, queda por ver cómo se traducirá esta declaración en acciones concretas y qué impacto tendrá en la comunidad eclesiástica y sus seguidores.
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