El huracán Rafael, de categoría 3, impactó con fuerza el occidente de Cuba, dejando una estela de devastación a su paso. Alquízar, uno de los pueblos más afectados, vivió momentos de terror mientras los residentes se refugiaban de la tormenta en los lugares más seguros que encontraban en sus hogares. La mañana trajo consigo una imagen desoladora: techos arrancados, árboles derribados e inundaciones, sumándose a las ya duras condiciones e infraestructura eléctrica dañada, que se vio agravada por un apagón nacional. El gobierno cubano ha comenzado a movilizar recursos para apoyar la recuperación en las provincias afectadas, como Artemisa, La Habana y Mayabeque.
A pesar de los daños materiales, el gobierno informó que no hubo víctimas mortales a causa del huracán Rafael. Este ciclón llega en un periodo en el que Cuba ha sido golpeada por varias tormentas importantes, incluida la reciente incursión del huracán Oscar, que dejó pérdidas considerables y varias personas desaparecidas. La comunidad internacional ha comenzado a enviar ayuda humanitaria para mitigar los efectos del desastre. El apoyo incluye donaciones económicas y de insumos por parte de Canadá, México y organizaciones como UNICEF y el Programa Mundial de Alimentos. Mientras tanto, grupos de cubanos en el exilio han intensificado sus esfuerzos para enviar suministros necesarios a la isla en este momento crítico.
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