El Ministerio del Interior de España, encabezado por Fernando Grande-Marlaska, ha tomado la decisión de desligarse de las responsabilidades económicas asociadas con los agentes antidisturbios desplazados, complicando aún más la situación financiera de los grupos policiales que se movilizan para prestar servicio. Esta medida impacta directamente a los agentes, quienes se ven obligados a costear de su bolsillo las dietas y los gastos de alojamiento incurridos durante su estancia fuera de sus residencias habituales. La falta de respaldo financiero por parte del Ministerio está generando incomodidad y presión adicional sobre estos efectivos, quienes desempeñan un papel crucial en el mantenimiento del orden público.
La medida también ha obligado a muchos agentes a empacar y abandonar los establecimientos donde se alojaban, creando problemas logísticos y operativos significativos. La decisión ha suscitado críticas y preocupaciones sobre cómo podría afectar la moral y la efectividad de los antidisturbios en futuros despliegues. En un contexto en el que las fuerzas de seguridad enfrentan constantes desafíos, la falta de apoyo adecuado genera dudas sobre el compromiso del Ministerio del Interior con el bienestar de sus agentes. La situación plantea interrogantes sobre la sostenibilidad de este tipo de despliegues sin garantías económicas mínimas.
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