El Día Mundial del Sueño, celebrado el 14 de marzo, nos recuerda la importancia crucial de un buen descanso para una salud óptima. Un sueño de calidad no solo depende de nuestros hábitos de descanso, sino que tiene una relación estrecha con nuestra dieta diaria.
Diversas investigaciones destacan la conexión entre el sueño y la alimentación como profundamente interconectada y bidireccional. Un sueño deficiente puede desencadenar antojos por alimentos ricos en azúcares y grasas, utilizados por muchos para mitigar el malestar del cansancio, lo que puede resultar en un consumo calórico excesivo y hábitos alimenticios emocionales.
Asimismo, nuestra alimentación influye directamente en la calidad de nuestro sueño. Cenas abundantes o dietas desbalanceadas pueden llevar a un sueño interrumpido y superficial, impidiendo que el cuerpo logre el descanso reparador que necesita. Se ha demostrado que dietas altas en grasas saturadas y azúcares afectan negativamente la calidad del sueño, mientras que una alimentación rica en fibra puede mejorarla significativamente.
Para mejorar la calidad del sueño, expertos recomiendan prácticas dietéticas saludables. Estas incluyen seguir un patrón de dieta mediterránea y tener horarios regulares para las comidas. Se aconseja cenar al menos dos horas antes de acostarse y evitar alimentos pesados justo antes de dormir, ya que interfieren con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Mantener un peso saludable es crucial, ya que la obesidad puede aumentar el riesgo de obstrucción de las vías respiratorias durante el sueño.
En cuanto a la cena ideal, se sugiere una combinación de vegetales y proteínas ligeras, como pescado a la plancha, limitando los carbohidratos y azúcares. Se destaca la importancia de moderar el consumo de alcohol y cafeína, debido a su impacto negativo en el sueño; la cafeína debería evitarse después de las tres de la tarde, y el alcohol puede provocar inflamación y reflujo.
Aunque no hay consenso total sobre alimentos específicos que promuevan el sueño, se reconoce la importancia de nutrientes como el magnesio, presente en muchos vegetales, y el triptófano, encontrado en proteínas y algunas semillas. Alimentos como pistachos y cerezas, que contienen melatonina, también se mencionan entre las opciones que podrían contribuir a un mejor descanso.
Estas recomendaciones provienen de los expertos del Hospital del Mar, la Dra. Núria Grau y la nutricionista Mar Gassó, quienes subrayan la relación integral entre la alimentación y el descanso, reforzando el mensaje clave del Día Mundial del Sueño.