La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fue víctima de acoso durante un recorrido por las inmediaciones del Palacio Nacional en Ciudad de México. Mientras saludaba a ciudadanos, un hombre se acercó intempestivamente e intentó besarla, llegando a tocar su cuerpo. En respuesta, Sheinbaum se apartó rápidamente, mientras un miembro de su equipo de seguridad intervino para poner distancia entre la mandataria y el agresor.
Este incidente ha generado reacciones en los círculos políticos y sociales, subrayando la necesidad de reforzar las medidas de seguridad para proteger a los líderes políticos, especialmente en actos públicos. La seguridad personal de figuras públicas se ha convertido en un tema central en el debate sobre la protección de dignatarios en México, donde la exposición durante eventos puede generar situaciones de riesgo inesperadas.
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