El presidente de Estados Unidos anunció en una conferencia celebrada en la Casa Blanca un ambicioso plan para reducir las emisiones de carbono en un 50% para el año 2030. Esta iniciativa forma parte de un esfuerzo más amplio para combatir el cambio climático y cumplir con los compromisos adquiridos en el Acuerdo de París. La estrategia incluye una inversión significativa en energía renovable y eficiencia energética, además de incentivos para empresas que adopten prácticas sostenibles. El mandatario aseguró que esta medida también generará millones de empleos en sectores verdes, fortaleciendo la economía y contribuyendo a una recuperación sostenible post-pandemia.
A nivel internacional, la medida ha sido bien recibida por los líderes mundiales y las organizaciones ambientales, que ven en ella un ejemplo a seguir por otras naciones. No obstante, la oposición política dentro del país critica el plan por considerarlo costoso y potencialmente perjudicial para las industrias tradicionales. Economistas y expertos han debatido sobre el impacto real que tendrá en la economía a corto y largo plazo, aunque el consenso general es que el enfoque en energías limpias es inevitable y necesario. A medida que se acercan las cumbres climáticas, este anuncio posiciona a Estados Unidos de nuevo como un actor central en la lucha global contra el cambio climático.
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