El ministro de Defensa de los Países Bajos, Ruben Brekelmans, ha puesto de manifiesto un aumento en los intentos de espionaje cibernético por parte de China, centrados en su industria tecnológica y, más específicamente, en el sector de los semiconductores. En una reciente declaración, Brekelmans informó que estos esfuerzos no han disminuido, sino que se han intensificado en meses recientes, apuntando particularmente a ASML, el líder mundial en la producción de maquinaria para chips avanzados.
ASML, ubicada en territorio neerlandés, fabrica las únicas herramientas capaces de producir chips mediante litografía ultravioleta extrema, esenciales para compañías como TSMC e Intel. Estos artefactos son vitales para la creación de semiconductores de última generación. No obstante, su exportación a China ha sido bloqueada como resultado de acciones coordinadas entre Estados Unidos, Japón y la Unión Europea.
Esta restricción ha impulsado a China a desarrollar sus propias capacidades tecnológicas en la fabricación de chips avanzados, enfrentando el reto de no contar con el acceso necesario a los equipos de ASML. Las autoridades neerlandesas advierten que esto ha aumentado el interés chino en adquirir dichas tecnologías por vías alternativas.
Informes han señalado que el espionaje se enfoca en sectores clave como el aeroespacial, marítimo y de semiconductores, con la intención de fortalecer las capacidades militares y tecnológicas de China. Este panorama representa una amenaza directa para la seguridad nacional y la estabilidad económica europea. En 2023, se atribuyó un ciberataque a un grupo respaldado por el Estado chino, logrando infiltrarse en una red militar holandesa.
Brekelmans destacó que el Gobierno ha iniciado la implementación de medidas legislativas para proteger sectores cruciales y reducir la dependencia de materias primas de China. Se percibe una creciente necesidad de acción tanto a nivel nacional como europeo para afrontar esta problemática.
La advertencia de Holanda se inscribe en un contexto global de tensión por la soberanía tecnológica, con un énfasis particular en los semiconductores. Europa, tradicionalmente aliada con Estados Unidos en términos de seguridad tecnológica, comienza a vislumbrar la necesidad de reforzar su autonomía en innovación y ciberdefensa. En este juego internacional por el control de la próxima generación de chips, ASML emerge como un punto de interés geopolítico, con su tecnología representando no solo propiedad industrial, sino una línea crítica en la competencia por la supremacía tecnológica global.
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