Un nuevo episodio de violencia sacudió el Líbano este miércoles, dejando un saldo de 51 muertos y 223 heridos a causa de los bombardeos israelíes. Según reportes oficiales, los ataques se concentraron en diversas zonas del país, causando una devastación significativa. Testigos en el terreno reportaron escenas de caos y destrucción, mientras equipos de rescate trabajaban incansablemente para asistir a las víctimas y remover escombros. La milicia libanesa afirma que su objetivo era la sede del Mosad en represalia a las recientes explosiones de sus dispositivos electrónicos, aunque no se ha confirmado oficialmente el alcance de dichos ataques contra la sede israelí.
Las tensiones entre Israel y Líbano se han elevado a nuevos niveles, reavivando antiguos conflictos y alimentando el temor de una escalada mayor. Líderes internacionales han hecho un llamado urgente a la calma y han instado a ambas partes a regresar a la mesa de negociaciones para evitar una catástrofe humanitaria en la región. En las calles del Líbano, la población vive con gran incertidumbre y miedo ante la posibilidad de nuevos ataques, mientras las infraestructuras esenciales, ya castigadas por el conflicto prolongado, se enfrentan a la sobrecarga y el colapso total. La comunidad internacional sigue de cerca el desarrollo de esta crisis, esperando una pronta resolución pacífica.
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