La repatriación de piezas prehispánicas a México continúa con el regreso de un importante friso maya del periodo clásico, datado entre los años 600 y 900. Esta extraordinaria obra, tallada en piedra caliza y de 1.20 metros de altura, representa a una figura con una máscara y penacho elaborados. Tras una minuciosa gestión del Museo Nacional de Arte Mexicano (NMMA) en Chicago y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la pieza volverá a su país de origen. Durante una ceremonia en el museo estadounidense, el director del INAH, Diego Prieto, y su homólogo del Museo Nacional de Antropología, Antonio Saborit, oficializarán la recepción de la obra histórica que, se espera, será exhibida en un museo o centro arqueológico en el estado de Campeche.
Originalmente exhibido en el Brooklyn Museum y posteriormente parte de la colección privada de Jeanne y Joseph Sullivan, el friso llega a México debido a la voluntad de los herederos Sullivan, quienes consideran que es el momento adecuado para que regrese a su tierra natal. Este acto de repatriación cultural no solo representa un logro diplomático y cultural, sino que también subraya un cambio en la percepción global sobre el manejo del patrimonio cultural. Cesáreo Moreno, del NMMA, enfatiza la creciente tendencia de devolver piezas a sus comunidades de origen, promoviendo un diálogo más equitativo y enriqueciendo la comprensión de la humanidad a nivel mundial. La firma del convenio en Torreón, Coahuila, refuerza el compromiso del gobierno mexicano de recuperar y proteger su patrimonio cultural disperso en otros países.
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