La Asamblea Mundial de la Salud ha aprobado un histórico tratado en Ginebra, diseñado para fortalecer la protección global contra futuras pandemias. Tras tres años de intensas negociaciones, marcadas por tensiones políticas y debates sobre el acceso equitativo a vacunas y tratamientos, los países miembros de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alcanzaron un consenso. Este acuerdo, calificado como una «victoria para la salud pública» por el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, busca prevenir y responder de manera coordinada a futuras crisis sanitarias, asegurando que las desigualdades vistas durante la pandemia de COVID-19 no se repitan.
El tratado introduce novedosos mecanismos como el sistema multilateral de acceso a patógenos y reparto de beneficios (PABS), que facilitará el intercambio de información crucial y garantizará la distribución justa de productos médicos resultantes. También se creará una Red Global de Logística y Suministros para evitar colapsos en la distribución de insumos críticos. No obstante, el acuerdo ha sido criticado por depender de la voluntad de los Estados para implementar sus principios, careciendo de sanciones vinculantes. Aunque no perfecto, el tratado representa un avance significativo hacia una gobernanza sanitaria más equitativa y busca corregir las fallas estructurales que intensificaron la última pandemia.
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