El pasado 15 de diciembre, Madrid vivió una manifestación multitudinaria convocada por diversas plataformas y colectivos sociales en contra de la privatización de servicios públicos esenciales. La marcha, que recorrió las principales arterias del centro de la ciudad, congregó a más de 80,000 personas, según estimaciones de los organizadores. Los manifestantes, armados con pancartas y eslóganes, exigieron al gobierno regional la paralización inmediata de las políticas de externalización en ámbitos como la sanidad y la educación, alegando que estas medidas deterioran la calidad de los servicios y perjudican a los ciudadanos.
Representantes de distintos sectores, como sanitarios, docentes y asociaciones vecinales, tomaron la palabra en un escenario montado en la emblemática Puerta del Sol, donde hicieron un llamado a la unidad y la movilización constante para frenar lo que consideraron un ataque a los derechos fundamentales. La protesta finalizó sin incidentes violentos, pero con un anuncio contundente: las acciones seguirán intensificándose si el Ejecutivo mantiene su rumbo. Desde el gobierno regional, no han emitido declaraciones formales al respecto, aunque fuentes internas sugieren que están abiertos al diálogo para encontrar soluciones consensuadas.
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