La tensión sigue aumentando en el Valencia CF tras una nueva derrota, esta vez ante el Rayo Vallecano, que dejó al equipo en el penúltimo puesto de la liga. La situación desencadenó una reacción vehemente por parte de los aficionados, quienes, notablemente frustrados, se congregaron fuera del estadio Mestalla para esperar la salida de los jugadores y el entrenador, Rubén Baraja. Los incidentes incluyeron gritos y comportamientos amenazantes hacia el técnico, cuyos seguidores corrieron tras su vehículo a medida que abandonaba el estadio. Este ambiente hostil refleja el creciente descontento de la afición, que por primera vez entonó cánticos pidiendo la salida de Baraja y expresaron ira hacia la directiva y los jugadores, a quienes calificaron de mercenarios.
A pesar del tumultuoso ambiente, Baraja enfrentó las preguntas sobre su futuro con determinación. Durante la conferencia de prensa posterior al partido, dejó claro que no tiene intenciones de abandonar el cargo, afirmando su compromiso con revertir la difícil situación del equipo. Con solo 10 puntos obtenidos en lo que va de temporada, el entrenador enfatizó la necesidad de mantener la calma y trabajar con determinación para mejorar los resultados. Aunque admitió que el camino será difícil, Baraja insistió en que aún hay esperanzas de cambiar el curso de la campaña, rechazando el pesimismo y destacando la importancia de no tomar decisiones precipitadas basadas en un momento de calentura.
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