En una sesión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, Irán, Israel y Palestina intercambiaron acusaciones sobre el reciente asesinato del líder de Hamás, Ismail Haniya, en Teherán, atribuido por Irán a Israel. La reunión, solicitada por Irán y apoyada por Rusia, China y Argelia, contó con la participación de varios países de Oriente Próximo, que denunciaron la «agresión» israelí en la región. El embajador israelí descalificó la sesión como «hipócrita» y, aunque Israel no reconoció su implicación en el ataque, prometió continuar defendiendo a su población. El representante estadounidense respaldó el derecho de Israel a defenderse y negó la participación de Estados Unidos en el incidente, subrayando que una guerra más amplia no es inevitable.
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