La cicatriz perenne de los huracanes en Florida ha vuelto a abrirse con la reciente amenaza del huracán Helene. Los meteorólogos han recurrido a comparaciones históricas para dimensionar el impacto potencial de Helene, recordando desastres como la inundación de Asheville en 1916 y el huracán Hugo en 1989. Más recientes en la memoria colectiva están los devastadores Ian en 2022 e Idalia el año pasado, ambos con trayectorias y comportamientos similares al de Helene. Estos ciclones se fortalecieron significativamente al cruzar el Caribe y el Golfo de México, tocando tierra con una fuerza descomunal en Florida. Ian, en particular, se convirtió en el tercer evento meteorológico más costoso de la historia de Estados Unidos, con daños de 113.000 millones de dólares y 161 fallecidos.
La trayectoria de Helene se prevé igualmente devastadora, con impactos esperados desde el sur de Florida hasta el este de Arkansas. Los expertos destacan la inusual calidez del Golfo de México como acelerador de la intensidad del huracán, con vientos previstos para azotar Atlanta y tornados en las Carolinas. Las inundaciones podrían ser históricas, especialmente en las cercanías de la triple frontera entre Georgia, Tennessee y Carolina del Norte. Helene, una de las tormentas más grandes jamás registradas, mantiene a la región sureste del país en vilo, con esperanzas de que las lecciones del pasado permitan mitigar, al menos en parte, el sufrimiento que se avecina.
Leer noticia completa en El Pais.