En un partido cargado de emociones y controversias, el Celta logró arañar un empate frente al Barcelona en Balaídos, con un marcador final que reflejó más errores que aciertos por parte del conjunto visitante. La primera mitad del encuentro estuvo marcada por las protestas de Iago Aspas, capitán del Celta, quien no pudo contener su frustración ante las decisiones arbitrales, especialmente tras una falta cometida por Gerard Martín del Barcelona, quien se salvó de recibir una segunda amarilla. Sin embargo, el verdadero giro del partido llegaría en los minutos finales con la expulsión de Casadó del Barcelona, situación que el Celta aprovechó para igualar el marcador a solo cuatro minutos de la tarjeta roja. El entrenador del Celta, Giráldez, subrayó la importancia de la calma y la concentración para sus jugadores, un factor que facilitó capitalizar los errores del adversario.
Por su parte, dentro del vestuario del Barcelona predominó el descontento y la autocrítica. El técnico Flick se mostró visiblemente enfadado, instando a sus jugadores a reflexionar sobre su desempeño, el cual tildó de deficiente debido a la multitud de errores, malos pases y decisiones equivocadas a lo largo del partido. Jules Koundé, defensor del Barcelona, reconoció públicamente su error que llevó al primer gol del Celta y asumió la falta de concentración que afectó al equipo. Mientras tanto, Flick evitó señalar culpables, destacando que el empate fue el resultado de una actuación colectiva y prometiendo una vuelta más fuerte en futuros encuentros. La incertidumbre y presión comienzan a acrecentarse en el seno azulgrana, que no puede permitirse más traspiés en su lucha por la liga.
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