El alto el fuego ha restaurado la presencia de las Brigadas al Qasam en Gaza, demostrando la resiliencia de Hamás tras 15 meses de conflicto con Israel. A pesar de la devastación y pérdida de vidas, la organización palestina sigue ejerciendo control sobre la región. La liberación de rehenes israelíes y la exhibición pública de fuerzas militares refuerzan el dominio de Hamás, que afirma mantener una infraestructura robusta a pesar de los ataques. Analistas señalan que la capacidad de Hamás para adaptarse y reagruparse tras pérdidas evidencia su poder y relevancia dentro del enclave palestino, desafiando los esfuerzos israelíes por erradicarlo.
Mientras la administración Biden intenta presionar por el fin de las hostilidades mediante la señalización de la capacidad de Hamás para regenerarse, surgen preocupaciones sobre la ausencia de un plan político sostenible post-conflicto. Las operaciones militares han logrado mermar la infraestructura del grupo, pero no destruirlo completamente. La falta de un futuro claro para Gaza podría eternizar el poder de Hamás, ya que el movimiento sigue siendo la principal estructura gubernamental en pie, brindando servicios esenciales a los gazatíes. Expertos enfatizan que sin una visión política y económica viable, Gaza seguirá siendo un terreno fértil para el resurgimiento del extremismo.
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