En medio de un periodo de gran incertidumbre, ha surgido un conflicto diplomático entre Israel y Hamás respecto a un reciente acuerdo de alto el fuego que aún no ha sido ratificado. La administración del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha acusado a Hamás de intentar modificar uno de los puntos del acuerdo, que ya había sido aprobado previamente. Este desacuerdo ha llevado a la suspensión de la votación en el Gobierno israelí, programada para este jueves, mientras las conversaciones continúan con la mediación de Qatar. Desde Doha, Hamás insiste en su compromiso con el acuerdo original, a pesar de las acusaciones. La situación ha sido exacerbada por un reciente ataque aéreo israelí sobre Gaza, que resultó en aproximadamente 50 muertos, sumando tensión al conflicto.
En el interior de la coalición gubernamental israelí, también se vive un clima de conflicto. La extrema derecha, liderada por el partido Sionismo Religioso, ha condicionado su permanencia en el gobierno a la promesa de Netanyahu de reanudar los combates tras la primera fase del canje de rehenes. El gabinete de Netanyahu ha detenido la reunión para ratificar el acuerdo, a la espera de la resolución de este impasse. Fuentes cercanas al Gobierno israelí sugieren que la suspensión de la votación responde más a las divisiones internas que al desacuerdo con Hamás. Estas tensiones internas reflejan la fragilidad de la coalición gobernante ante un acuerdo que busca estabilizar la región pero que enfrenta múltiples obstáculos políticos.
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